¿Cómo se llega a necesitas una endodoncia? Cuando las bacterias de la boca o del torrente sanguíneo consiguen llegar hasta el nervio dental del interior de los dientes se desencadena un proceso irreversible. El nervio dental y los pequeños vasos que lo acompañan se necrosan (se pudren) y queda el interior del diente lleno de bacterias que no pueden ser atacadas por las defensas del organismo, pues la sangre ya no llega al interior del diente. Tampoco los antibióticos (que también circulan por la sangre) pueden luchar contra la infección.
Una vez que los conductos del interior del diente están completamente contaminados, se liberan más bacterias y toxinas hacia el interior del hueso maxilar provocando un granuloma, una fístula, un quiste o incluso un gran flemón.
Todo este proceso puede doler mucho, pero también puede molestar ligeramente o incluso sorprendentemente no molestar en absoluto.
Una endodoncia consiste en limpiar y desinfectar bien todos los conductos del interior del diente hasta el final de la raíz. Luego es preciso rellenar ese espacio herméticamente. La endodoncia significa el tratamiento de los conductos radiculares del diente, se conoce como “matar el nervio”.
El tratamiento de endodoncia es en realidad un proceso de microcirugía bastante complejo para destruir la sensibilidad del diente y poder curar la zona daña. No es nada fácil conseguir un resultado perfecto de la endodoncia, ya que se trabaja “a ciegas”, con la ayuda de radiografías y diversos instrumentos de alta precisión.
Por todo ello es necesario contar con los conocimientos y la experiencia de un especialista en endodoncia.